Masterclass de canto con Belén Roig en Valencia

La pandemia es y ha sido un lugar de aprendizaje asombroso. Desgraciadamente tod@s, o casi, hemos tenido cerca fallecid@s, enferm@s más o menos sever@s sino es que el propio virus ha pasado por el cuerpo. Ese no ha sido mi caso, que sepa, pero de igual forma a tod@s nos ha hecho revisar toda nuestra lista de valores e incluso reorganizarla. 

 De igual modo, sigue siendo un momento difícil que ha bipolarizado las opiniones dejando en carne viva los miedos en todas direcciones.. En mi caso, yo sí que me he vacunado sin por ello juzgar al que siente que no quiere hacerlo y he decidido que no entro en ese juego del posicionamiento verbal para justificar o defender mi postura, ni poner en tela de juicio la del contrario. 

Yo quiero vibrar en el amor y punto.

 A mi la pandemia me pilló en Valencia,casi recién llegada. Lo poquito que tenía se paró y/o pasó a online. Había encontrado una profesora de canto que me gustaba y me entusiasmaban sus propuestas: Belén Roig y eso- nunca estaré lo suficientemente agradecida- también pasó al mundo virtual..y menos mal..porque en realidad se convirtió en mi mantra diario. Hacía mi clase de canto semanal y después mi práctica diaria de la clase grabada. Hoy en día continuo con esa dinámica.

 Así que la pandemia me trajo DISCIPLINA. 

Cuando levantaron el confinamiento, ya en Galicia, enseguida llegaron los VIAJES DE SONIDO de la mano de @elcentrohabitado. Para poder hacerlos, nos tenía que hacer un salvoconducto de trabajo, un contrato por la actividad y dentro de las restricciones siempre se han llenado. Incluso hemos hecho varios en el día para respetar el aforo..

AHÍ ENTENDÍ LO NECESARIO QUE ERA ESTE TRABAJO DE LA SONOTERAPIA y sigo volcada e ilusionada con ello.. 

 Por otro lado, seguí con el YOGA, que es mi alimento del espíritu habitual y que me alivia de dolores de espalda, me conecta con el cuerpo y centrifuga mi mente: bueno para todo. 

Sin embargo, LA MEDITACIÓN se convirtió en un reto, no me era fácil entrar en ese espacio cuando el mundo se volvía loco, la familia estaba en peligro con el virus, en fin..En esas,  ví un anuncio en redes sociales de un curso de MANDALAS. Yo había hecho un par de ellos para un cuentacuentos infantil que se desarrollaba en el contexto de las Primeras Naciones de América, pero no me habían salido bien. Así que me apunté...y me enganché.. 

 La pandemia entonces me trajo MANDALAS 

Y 

DISCIPLINA PARA HACERLOS A DIARIO. 

 La profesora es Julia de @entrelanados, una mexicana, psicóloga, que vive en España y que me pareció un ser bellísimo que transmitía mucha paz, más allá de ser una excelente comunicadora y profesora. 

 Desde que nos fuimos de Valencia, cuando levantaron las restricciones temporalmente,  no había vuelto a esa ciudad que es luz, intercambio, prosperidad, alegría, mediterráneo y esperanza..Allí he encontrado de nuevo luz y oscuridad, hasta conseguir transitar en la mente neutra y sacar lo mejor del viaje. 

 Un objetivo era conocer en persona a la profe de los mandalas con la que hay una relación bonita desde los inicios por medio de las redes. El objetivo se logró y espero que sigamos alimentando esa relación tan linda a lo largo del tiempo.

Julia de @entrelanados y yo @nelaescribano ***
Otro objetivo era hacer una MASTERCLASS DE CANTO CON MI PROFESORA DE CANTO A LA QUE NO HABÍA VUELTO A VER DESDE LA SEMANA ANTERIOR AL CONFINAMIENTO.

NADA PUEDE SUSTITUIR A LO PRESENCIAL pero te saltas el paso de ir a la escuela estudiando, que para mí tiene su encanto también..

NUEVOS MUNDOS, NUEVAS CLAVES que estamos empezando a vivir...

La Madre Mar que todo lo cura estuvo presente

y algún mensaje en clave quizá ..hum...o no..

En esto se resume este post: en volver a los lugares donde una vez vivimos y fuimos felices a ratos. Donde nos-vivimos, nos hicieron crecer y que finalmente SON parte del camino y ESTÁN en el camino claramente. 

Gracias a toda la gente bonita que encontré y con la que me reencontré..Creo que la pandemia también nos ha hecho enfrentarnos a la idea de la muerte, del final y abrazarla como parte de la vida, y por ello permite que los encuentros ahora sean aún más apreciados.

Gracias, gracias, gracias