..y llegamos con miedos, cansancio, rigidez corporal y preocupación..y poco a poco fuimos ablandando el cuerpo, el corazón y los sentidos. Con respeto, mucha ayuda de la Pachamama y la Madre Mar, sin perder en ningún momento la perspectiva y el respeto al otr@, a su espacio, a su salud y la distancia de seguridad pertinente..
Fuimos nutridas literalmente por Anna Canela (cocina energética), una chef excepcional..en cada comida íbamos nervios@s a ver con qué nos sorprendía e iba in crescendo..gracias infinitas..
También agradecidísima a mi compañera de encuentro Gelen la Gelen, facilitadora de Biodanza, que tuvo que crear sesiones exprofeso para el momento covid-19 que vivimos..
El grupo fue excepcional, cohesionado desde el inicio, respetuoso y relajado: un lujazo absoluto.
Tuvimos también la suerte de que la guardiana de Punta de Couso, Jacomina Kristemaker, lugar pontentísimo a nivel energético, estético, de confort, nos diera un concierto de los que ella hace con gongs, cuencos, voz y acompañada de Joan Patsini que también tocó Hangs diversos..no se puede explicar, hay que vivirlo..
Por mi parte contribuí con mis clases diarias de yoga, un viaje de sonido y un concierto de mantras del que creo tod@s disfrutamos mucho..Me encanta acompañar cuando es la primera clase de alguien, al igual que en el pasado siempre me encantaba enseñar idiomas en niveles iniciales. Es como empezar el camino junt@s y dejar esa semilla..
En resumen, que yo sigo con una calma inexplicable, que me dio el lugar, lo que en él dejé y aporté y lo que me llevé: así, en su conjunto..
