Sin embargo la vida que comienza tiene esa esperanza innata e inocente que aún se deja arrullar con historias y se ilusiona con lo pequeño. Luego la vida nos despista para volver a buscar el camino de reencuentro con nuestra esencia que no deja de residir en "lo pequeño". Porque de eso va la vida al final: de los detalles, de lo que pasa en este momento y de la dedicación y amor puesto en cada instante.
Cuando la vida se para por un momento y podemos concentrarnos en una historia, en un pranayama, en un atardecer, una canción, una obra de arte, un mandala, en una estampa curiosa o emotiva o simplemente bella estamos volviendo a conectar con nosotr@s, con lo que nos conecta con otra dimensión y nos sublima. Son pistas que nos deja el Universo para recordarnos que estamos hechos de la misma materia que las estrellas, literalmente, y que por tanto brillar es nuestra esencia. No hay luz sin oscuridad y viceversa.
Venimos a brillar aceptando nuestra oscuridad y trabajándola. No hay atajos..
Pues de parar la vida en medio del caos de una pandemia va este post. Lo hicimos y no sé si a nivel global aprendimos, pero espero que sí a nivel individual..
http://onsailladotesouro.blogspot.com/2021/03/caradeamapola-e-o-pau-de-chuvia.html
*Buscando en internet esta mañana , me encontré con esta entrada del blog del Instituto y quise hacer este post. No he vuelto a contar en público desde entonces. A ver qué nos depara la vida en esto de contar. Cantar siempre seguimos.
Gracias, Gracias, Gracias
No comments:
Post a Comment